Una conversación honesta y sin libretos con una buena amiga es bálsamo al corazón triste y confundido.
Si decides
acompañarme en mis emociones desbordadas…
Querida amiga,
No estoy bien. Me
siento como una hormiga tratando de cruzar el mar Caribe en un barco de papel.
Te juro que nunca habia experimentado al
mismo tiempo este batido de emociones. Se siente feo, se siente solitario, se
siente como si estuviera encapsulada en una habitación de cristal, donde nadie
escucha mis gritos de aunxilio.
Déjame hablar,
permíteme desahogarme, concédeme la libertad de expresarme desde donde me
duele, en un espacio seguro, rodeado de una floresta de empatía y amor.
No invalides mi
sentir, no hagas caras, no me pidas que pase página, no me muestres un video
motivacional. Abrázame con tu compañía, honra la elocuencia del silencio,
limpia mis lágrimas con ternura y comprensión.
No me expliques
cómo otras personas han salido de dilemas similares, no me llames exagerada ni
dramática, porque al hacerlo me maltratas y me haces sentir peor. Regálame un
rinconcito de alivio donde puedo llorar libremente, donde mis emociones sean válidas,
sin peros ni cuestionamientos.
Poco a poco me
sentiré mejor y volvera a salir el sol en mi corazón. Podré ver la oportunidad
que trajo consigo la tormenta. Mientras tanto, permíteme aceptar el pronóstico
de estos días nublados, descansando en la fe, la confianza y el amor.
Me hace bien que estés conmigo. Gracias por ser agua fresca a mi alma cansada, abrazo de sol, sonrisa multicolor.
________________________
Amor y gracia,
Sandy