La fortaleza también se viste de vulnerabilidad, es más, es uno de sus atuendos favoritos.
Para mi amiga inconsciente de su legado de valentía...
Querida amiga,
Deberías ver lo lindo que luce tu jardín desde mi perspectiva de admiración
y respeto.
A veces somos las últimas en apreciar lo mucho que hemos avanzado en el
camino de nuestra transformación. Luchamos por sobrevivir día a día que rara
vez nos queda fuerza para evaluar nuestras huellas de progreso.
Abrázate con fuerza, abrázate con gracia, abrázate consciente de lo mucho
que te ha costado llegar hasta aquí. Respira, sonríe, agradece.
Te mereces una ovación, aunque solo
tú entiendas la profundidad de cada lágrima, de cada herida, de cada
pensamiento que intenta robarte la paz.
Sé buena contigo. Siéntete orgullosa por la actitud resiliente que has
adoptado, por responder con fe y esperanza a los desafíos que intentan
desanimarte y desenfocarte de tu objetivo. Haces de tus cicatrices un mapa de
vida para los que quieran cobijarse bajo tu sombra.
Sé que estás cansada, no es para menos. Eres sabia al reconocer tu
cansancio físico, mental y emocional. Honrar el agotamiento te permite tomar
tiempo para hacer una pausa, escuchar con amor a tu cuerpo y besar la quietud.
Sí, es prudente aceptar esta invitación de lujo para poder continuar tu viaje
con propósito, ligereza y enfoque.
Vas bien, vas muy bien. Al igual que el bambú, enfócate en profundizar tus raíces
en la oscuridad de la tierra donde has sido plantada y, en el tiempo dispuesto
por Dios, te elevarás con gracia y plenitud.
Vas bien, vas muy bien.
_______________
Amor y gracia,
Sandy