jueves, junio 11, 2009
Una Visita Inesperada
A la SOLEDAD se le han escrito muchas canciones y poemas. También se le acusa de ser la causante de desgracias, sufrimientos y tristezas. El solo hecho de pronunciarla, despierta temores e instantáneamente nos hacemos la imagen de una persona llorando en un rincón.
Mi hermana tiene un dicho muy verídico que dice “Todo en la vida es balance” y por eso yo quisiera hacerle justicia a la SOLEDAD, que ha sido calumniada sin derecho a defenderse.
Yo tenía mucho miedo de conocerla y de la noche a la mañana tocó la puerta de mi casa. Con grandes valijas en sus manos me dijo: “Vine a quedarme contigo por tiempo indefinido”. No le presté mucha atención a sus palabras y la dejé entrar. No tenía otra alternativa.
En ese entonces estaba atravesando mi proceso de divorcio y para ignorar a mi nuevo huésped, dormía con un radio encendido en una emisora que transmite música cristiana veinticuatro horas al día.
Por un período de tiempo me pasó algo muy especial. Todas las madrugadas, aproximadamente a la misma hora me despertaba una canción que hablaba de la manera en que Dios hace sendas donde pensamos que no hay ninguna.
Mis lagrimas mojaban la almohada cada vez que la escuchaba, pero no puedo negarte, la pasión que ardía en mi corazón. Yo tenía la SEGURIDAD de que algún día las letras de esa canción se convertirían REALIDAD en mi vida.
Mi amiga soledad me enseñó muchas cosas, entre ellas a relacionarme íntimamente con Dios. Aprendí a contarle mis sueños y anhelos más profundos. También entendí la importancia de amarme, de valorarme y a ver la vida desde la perspectiva de Dios y no desde la de mis temores.
Dios enjugo cada una de mis lágrimas y me dio mucho más de lo que yo le había pedido. Realmente valió la pena mi tiempo de espera.
Si mi amiga soledad te hace la visita, no te pongas triste, al contrario, dale la oportunidad de que te enseñe su lado positivo.
¡Hola!, Soy Sandy.
Amante de la lectura, el café y la escritura sencilla y honesta.
Convencida de que existe una complicidad especial entre el silencio y una tacita de café caliente entre las manos.
Es mi deseo que mis palabras rieguen los rinconcitos vulnerables de tu corazón con amor y gracia.