viernes, octubre 23, 2009

A NADIE LE GUSTA HABLAR DE ESTO


“No somos nada”, decía un hombre llorando frente a un ataúd, donde descansaban los restos del difunto. Otra persona al ver la desesperación del hombre se acerca para consolarlo y le dice: Lamento mucho la perdida de su familiar y este le responde: ¿Qué familiar?, le estoy diciendo que no somos nada.
Este chiste le ha dado la vuelta al mundo y sin duda alguna es un clásico en lo que a funerarias y velorios se refiere.

“No somos nada”, exactamente eso le dije a mi esposo, luego de haber visto un reportaje de la actual crisis que se está viviendo en la morgue de Los Angeles, donde muchos han dejado de reclamar los cuerpos de sus familiares por los altos costos de un funeral.
Algo que llamó mi atención y me puso a pensar muy seriamente fue ver esa cantidad de seres humanos envueltos en bolsas plásticas con una identificación en un dedo del pie.
Colocados unos al lado del otro sin importar su raza, clase social, títulos universitarios, cuentas bancarias ni cirugías estéticas. No tenían ropas de marca ni cargaban bolsos de diseñadores famosos.

La vida aquí en la tierra es corta comparada con la eternidad que nos espera después de la muerte. Estamos empeñados en vivir de apariencias e invertimos la mayor parte de nuestro tiempo en cosas que no vamos a poder llevar con nosotros cuando Dios nos mande a buscar.

Hoy es una buena oportunidad para cambiar el rumbo de tu vida. Para poner tus prioridades en orden. Dios te brinda en esta mañana una lluvia de perdón, misericordia, amor, paz, gozo, esperanza, bondad, fe, para que la atesores en tu corazón y la compartas con los demás.

No permitas que los afanes de la vida y las malas noticias te llenen de temor, al contrario que lo que estamos viviendo en el mundo de hoy sea lo que te motive a hacer un cambio radical en tu estilo de vida y en tu manera de ver las cosas.

No te quejes tanto de la situación y se parte de la solución. Saluda a tu vecino, comparte con tu familia, suple las necesidades de alguien, consuela a tu prójimo, anima a tu amigo, préñate de sueños donde el cielo sea tu limite y verás como este mundo triste comienza a sanarse y a llenarse de nuevos colores.

Vive tu vida de tal manera que cuando mueras los demás al ver tu cuerpo digan “No somos nada”, pero que cuando Dios reciba tu espíritu te diga con una sonrisa en sus labios “Bienvenido, en mí lo eres todo”.

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