Dios no sólo quiere darte fortaleza. Él quiere ser tu fortaleza. Joyce Meyer
Cuando el piloto dio la indicación de ponernos el cinturón de seguridad por posibles turbulencias en nuestro aterrizaje, inmediatamente el temor quiso envolverme en una avalancha de espanto. Menos mal que conozco su truquito barato de intimidación y le di tremenda bofetada de optimismo y confianza en Dios, para que aprenda a respetar. El temor se confronta, no se huye de él.
Minutos más tarde el piloto nos informó, que debido al mal tiempo y por seguridad de todos, era imposible aterrizar y que teníamos que esperar hasta que la torre de control diera luz verde para nuestro descenso. ¡Qué cosa! ¿Verdad?
Mientras dábamos vueltas en el aire el panorama del lado de mi ventanilla no era nada alentador, las nubes estaban negras y la visión era limitada. En cambio, las ventanillas al otro lado del pasillo parecían una postal enviada desde Hawaii, un cielo azul turquesa hermosísimo, con nubes blancas que parecían algodón. ¡Tremendo contraste!
Todo el tiempo usé como punto de enfoque el paisaje soleadito y despejado, convirtiendo el tiempo de espera en una experiencia plácida y serena. Las turbulencias brillaron por su ausencia y aterrizamos sin ninguna dificultad. ¡Chévere!
El tiempo de espera es un proceso fundamental para el fortalecimiento de nuestra fe y nuestro crecimiento personal. Probablemente no sea una etapa placentera, pero sin lugar a dudas es una oportunidad inmensa para desarrollar esas áreas débiles que impiden nuestro progreso.
Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer. Salmo 62:5-6 (NVI)
Si tus circunstancias presentes te hacen sentir que vas en descenso, recuérdale a tus circunstancias que para Dios no hay nada imposible y que quienes ponen su confianza en él, jamás serán avergonzados.
¿Cuál es tu punto de enfoque? Deja que Dios sea tu piloto, tu torre de control y tu pista de aterrizaje.¡Con Dios SIEMPRE somos ganadores!
A la sombra de tus alas cantaré, porque tú eres mi ayuda.Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. Salmo 63:7-8 (NVI)
¡Feliz Semana!