La verdadera felicidad no depende de factores externos, sino de la paz interior de un corazón agradecido.
Un buen día no lo determina la carencia de problemas y responsabilidades, sino la decisión interna de estar agradecidos con Dios, en medio de lo cotidiano, aunque nos estemos comiendo tremendo cable.
Cuando le damos participación a Dios en TODO lo que hacemos, un día ordinario puede convertirse en un día extraordinario, porque estamos conectados a nuestros GPS celestial.
Podemos ver cositas simples que muchos podrían llamarlo pura coincidencia, pero no tenemos duda de que es la manifestación del cuidado y del amor de Dios.
Hay semanas que nos hacen sentir que estamos en sala de emergencia con dolores de parto. Ayer fue uno de esos días para mí. Mi mundo estaba patas arriba. Tenía ganas de llorar, de mandar a buen lugar a unos cuantos. Pero sabía que detrás de toda esta tensión había una oportunidad de promover mi intimidad con Dios.
En contra de mis razonamientos, de mis sentimientos, de mis circunstancias, de mi estado de ánimo, comencé a darle gracias a Dios por mis bendiciones.
En la tarde fui a tomarme un café y cuando llegué, el lugar estaba abarrotado de gente. Era la última en la fila, pero literalmente fui la primera en salir con mi cafecito en mano. Esos son los tratos VIP de Dios. Si hubiera estado centralizada en mis problemas y llego de altanera a pedir el café, probablemente me hubiera perdido de este hermoso detalle.
La felicidad es la consecuencia del agradecimiento y no lo contrario. Es caminar en vía contraria en la vida, admirando y valorando los pequeños y casi desapercibidos detalles con los que Dios nos consiente cada día.
Mientras escribo, todos en mi casa están durmiendo y yo estoy disfrutando de la grandeza de Dios, admirando la belleza del amanecer. Tengo vida, tengo salud, no me duele nada, tengo dos manos para escribir. Tengo razones de sobra para disfrutar este día.
¡Tú también tienes razones para celebrar!
Hagamos fiesta en este día, porque en un día como éste Dios actuó en nuestro favor. Salmo 118:24 (TLA)
Tú me enseñaste a vivir como a ti te gusta. ¡En tu presencia soy muy feliz! ¡A tu lado soy siempre dichoso! Salmo 16:11 (TLA)
Be happy!!