Foto: S Calcano |
La
belleza de la oración no está basada en un repertorio de palabras sofisticadas,
sino en la simpleza de un corazón sincero.
¿Qué te impide
acercarte a Dios?
El hijo prodigo, a quien vamos a bautizar con el
nombre de Fabio, para hacer la historia
más pintoresca, decidió hablar con su papá para que le diera en vida la parte
de la herencia que le correspondía como hijo.
_ Papá, se me ha ocurrido la maravillosa idea de
irme a vivir a Miami Beach…estoy cansado de la misma rutina y creo que me
merezco un cambio de ambiente… ¿Tú me entiendes?
_ ¿Cómo?.. ¡Muchacho! ¡Pero eso
queda al otro lado del mundo! ¿Tú estás seguro de lo quieres hacer?
_ ¡Totalmente, viejo! Ese lugar se
adapta a mi personalidad y estoy seguro de que en un par de años voy a
triplicar la plata de la herencia.
El papá trató de aconsejar a su
hijo, pero no hubo manera de hacerlo entrar en razón. Así que le entregó la
parte de su herencia y lo dejó ir.
Fabio llegó a Miami, se gastó todo
su capital –living la vida loca- y terminó debajo de una palmera, lamentando
las consecuencias de sus malas decisiones, añorando el cuidado de su familia.
Gracia:
Cuando el favor inmerecido de Dios se hace fuerte en mis desaciertos.
Gracias a la misericordia del único
amigo que tenía, Fabio logró comprar el ticket de regreso, temiendo la reacción
de su padre.
Pero antes de que el muchacho
terminara de hablar, el padre llamó a los sirvientes y les dijo: “¡Pronto!
Traigan la mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo, y también sandalias. ¡Maten
el ternero más gordo y hagamos una gran fiesta, porque mi hijo ha regresado! Es
como si hubiera muerto, y ha vuelto a vivir. Se había perdido y lo hemos
encontrado.” Y comenzó la fiesta. Lucas
15:22-24 (TLA)
No
eres tus errores. No eres tus metidas de pata. No eres tus fracasos. Tu verdadera identidad es descubierta cuando te miras en el espejo del amor
perfecto e incondicional de Dios por ti!
Nada, absolutamente nada, puede
separarte del amor de Dios. Todo en la vida pasa, pero la frescura de su
palabra permanece para siempre. ¡Créelo!
Dios está a una simple oración de
distancia. Acércate en fe y no en temor.
¡Pídele! ¡Háblale! ¡Llámalo!
Porque
el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama es
atendido. Mateo 7:8 (NVI)
¡Feliz Semana!
Sandy