viernes, mayo 03, 2013

TÉ DE MANZANILLA PARA CORAZONES DECAÍDOS



Foto: S Calcano

 
 
La belleza de la oración no está basada en un repertorio de palabras sofisticadas, sino en la simpleza de un corazón sincero.
 
 
 
 

¿Qué te impide acercarte a Dios?

El hijo prodigo, a quien vamos a bautizar con el nombre de Fabio,  para hacer la historia más pintoresca, decidió hablar con su papá para que le diera en vida la parte de la herencia que le correspondía como hijo.
 
 Papá, se me ha ocurrido la maravillosa idea de irme a vivir a Miami Beach…estoy cansado de la misma rutina y creo que me merezco un cambio de ambiente… ¿Tú me entiendes?
_ ¿Cómo?.. ¡Muchacho! ¡Pero eso queda al otro lado del mundo! ¿Tú estás seguro de lo quieres hacer?
_ ¡Totalmente, viejo! Ese lugar se adapta a mi personalidad y estoy seguro de que en un par de años voy a triplicar la plata de la herencia.
 
El papá trató de aconsejar a su hijo, pero no hubo manera de hacerlo entrar en razón. Así que le entregó la parte de su herencia y lo dejó ir.
Fabio llegó a Miami, se gastó todo su capital –living la vida loca- y terminó debajo de una palmera, lamentando las consecuencias de sus malas decisiones, añorando el cuidado de su familia.
 

Gracia: Cuando el favor inmerecido de Dios se hace fuerte en mis desaciertos.

 
Gracias a la misericordia del único amigo que tenía, Fabio logró comprar el ticket de regreso, temiendo la reacción de su padre.
Pero antes de que el muchacho terminara de hablar, el padre llamó a los sirvientes y les dijo: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo, y también sandalias. ¡Maten el ternero más gordo y hagamos una gran fiesta, porque mi hijo ha regresado! Es como si hubiera muerto, y ha vuelto a vivir. Se había perdido y lo hemos encontrado.” Y comenzó la fiesta.  Lucas 15:22-24 (TLA)
 

No eres tus errores. No eres tus metidas de pata. No eres tus fracasos. Tu verdadera identidad es descubierta cuando te miras en el espejo del amor perfecto e incondicional de Dios por ti!

 
Nada, absolutamente nada, puede separarte del amor de Dios. Todo en la vida pasa, pero la frescura de su palabra permanece para siempre. ¡Créelo!
Dios está a una simple oración de distancia. Acércate en fe y no en temor.
¡Pídele! ¡Háblale! ¡Llámalo!
 

Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama es atendido. Mateo 7:8 (NVI)

 
¡Feliz Semana!
Sandy