viernes, junio 07, 2013

¡OH, OH! ME CAES MAL, PERO…


 
 
 
Ver los errores y  debilidades de los demás  a través de los ojos de la Gracia,  nos sumerge en un mar de humildad. Conscientes, de que el mismo Dios que nos ama a pesar de nuestra disfuncionalidad, los ama a ellos de igual manera.
 
 
 
 
¿Por qué será que en la mayoría de los cuentos infantiles donde hay sapos, hay que besarlos para que se transformen en príncipes? En la vida real sucede lo contrario. Cuando besamos los sapos de nuestro jardín, nuestro interior es transformado, promovido, y renovado.
Los sapos, son esos personajes que tienen la magia de arruinar el momento con sus comentarios fuera de lugar. Los que hieren a sabiendas o sin “querer queriendo”,  como diría el chavo del ocho. Tienen la habilidad de succionar la paz de un día sereno;  borrar la sonrisa de un corazón alegre, y agriar la dulzura del más apacible.
Y tú ¿tienes sapos en tu jardín?

 

Tratar con respeto y tolerancia a quienes no son santo de tu devoción, no es un acto de hipocresía, sino una manifestación de amor, madurez y sabiduría.

 
Cómo besar los sapos de tu jardín:
 
1)     Míralos  a través de la Gracia de Dios.
Cuando te comportas como sapo a Jesús no le importa besarte. Él perdona tus imprudencias  por amor, venda tus heridas, cubre tu desnudez, y  te da nuevas oportunidades.
Los hijos de Dios no se distinguen por denominaciones religiosas, sino por su capacidad de amar. El amor es el DNA de la familia de Dios.

2)     Establece Límites Saludables
Un corazón orgulloso busca la manera de siempre estar en lo correcto, y de tener la última palabra. En cambio, la humildad, siempre nos recuerda de donde vinimos, pero nunca nos hace perder de vista hacia dónde vamos.
En el momento que los sapos obstaculicen tu relación con Dios, tu propósito y tu proceso de crecimiento, es necesario definir territorio.

 

Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos.

Romanos 12:18 (DHH)


3)     Hazlo Entrar en Razón
 
En algunos casos es necesario confrontar a los sapos. Pero la clave está en hablar con sabiduría y humildad. No en nuestras emociones, para no herir, sino para restaurar.
De esta manera quizá ganes a un amigo. Pero si el sapo insiste en quedarse sapo,  la manera más sabia de amarlo, es darle un beso de despedida.
La verdadera libertad se logra cuando te despojas de todo aquello que impide tu progreso.

 

… ¡el corazón que procura la paz reboza de alegría!

Proverbios 12:20b

 
¡Oh, oh! Me caes mal, pero decido verte a través de la Gracia de Dios.
 
 
Feliz Semana,
Sandy J