viernes, octubre 17, 2014

AGUACERO DE MAYO PARA CORAZONES DESCONCHINFLADOS



Mandy R2013 - Creative Commons





Una mente adobada en la palabra de Dios es una vida que sabe a victoria, aún en medio del desierto.







Hablar de desierto es lo mismo que hablar de soledad, de tristeza, escasez, improductividad, sequía, agotamiento, comerse un cable  y de querer esconderse debajo de una piedra hasta que pase la racha. 

El desierto también cuenta con una exclusiva variedad de sabores amargos provenientes de las desagradables semillas del fracaso, miedo, desacierto, vergüenza, culpabilidad, desesperanza, ansiedad, rechazo, estrés, inseguridad y demás familiares— cuyo norte es encontrar tierra fértil en nuestra mente y en nuestro corazón, para:

1)     Asaltar nuestra fe.

2)     Robarnos las promesas que Dios ha sembrado en nosotras.

3)     Obstaculizar nuestra visión, y

4)     encadenarnos a un círculo vicioso de razonamiento, miedo, ansiedad y desaliento.

¡Levantemos las manos las que en algún punto de nuestras vidas hemos saboreado la amargura y la tribulación!

Pero Dios, sabiendo que esos momentos llegarían, planificó nuestra victoria, para que cada lágrima derramada sirva de abono, a las semillas de fe sembradas en nuestro corazón…



No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.

-Filipenses 4:6 (TLA)



Un plan sencillo, al punto y efectivo:

1)     No se preocupen por nada...

Bueno… aunque del dicho al hecho hay mucho trecho, no creo que la intensión de Dios es que vivamos en negación de nuestras dificultades, sino que anclemos nuestra esperanza y nuestra visión en Él y no en el problema.

Una mente adobada en la palabra de Dios, es una vida que sabe a victoria, aún en medio del desierto. Además, no estamos supuestas a vivir este proceso solas. Dios ha prometido estar a nuestro lado, sosteniéndonos en cada parte del camino. 



“Si tu mente está llena de pensamientos negativos, ellos te mantendrán en esclavitud.”

-Joyce Meyer



2) Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten...

O sea, que Dios espera que corramos a su presencia y le contemos detalladamente todo, absolutamente todo lo que nos roba la paz y nos atormenta. Sin temor al rechazo.

Y exactamente  en ese momento, es que muchas veces fracasamos, porque el enemigo de nuestra alma, aprovecha nuestra vulnerabilidad para filtrar pensamientos que nos hacen sentir que Dios está muy ocupado para escucharnos o que no somos lo suficientemente dignas para ser escuchadas por Él.

 ¡No le creas! Dios se place en escucharte, tiene toda la paciencia y el amor para hacerlo. Además, no hay nada oculto que Dios no sepa de ti. En su presencia no hacen falta caretas, maquillar nuestra situación, ni pretender lo que no somos.



Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento cuidará sus corazones y sus pensamientos.

-Filipenses 4:7 (NVI)





3) Y sean agradecidos.

El agradecimiento es un arma poderosa que nos permite visualizar las flores en nuestro desierto, muchísimo antes de sentir la primera gota de agua.

 Algo así, como lo que ocurre en el famoso desierto de Atacama, Chile. Donde a pesar de ser uno de los lugares más áridos del planeta, en algunas temporadas del año se transforma en una alfombra de flores que atrae turistas de todas partes del mundo.



El descontento, la condenación, el miedo y la inseguridad no encuentran base de operación en un corazón lleno de alabanza y gratitud.

-Steven Furtick



Puede que estés atravesando el desierto, pero eso no quiere decir que será tu destino final. Dios hace ríos en lugares áridos y te hace cruzar con los pies secos en medio de tus tormentas.

¡Deja que la lluvia fresca de su palabra reviva tu corazón y renueve tus pensamientos!

Feliz Semana,

Sandy