Mandy R2013 - Creative Commons |
Una mente adobada en la palabra de Dios es una vida
que sabe a victoria, aún en medio del desierto.
Hablar de desierto es lo mismo que hablar de
soledad, de tristeza, escasez, improductividad, sequía, agotamiento, comerse un
cable y de querer esconderse debajo de
una piedra hasta que pase la racha.
El desierto también cuenta con una exclusiva
variedad de sabores amargos provenientes de las desagradables semillas del
fracaso, miedo, desacierto, vergüenza, culpabilidad, desesperanza, ansiedad,
rechazo, estrés, inseguridad y demás familiares— cuyo norte es encontrar tierra
fértil en nuestra mente y en nuestro corazón, para:
1) Asaltar
nuestra fe.
2) Robarnos
las promesas que Dios ha sembrado en nosotras.
3) Obstaculizar
nuestra visión, y
4) encadenarnos
a un círculo vicioso de razonamiento, miedo, ansiedad y desaliento.
¡Levantemos las manos las que en algún punto de
nuestras vidas hemos saboreado la amargura y la tribulación!
Pero Dios, sabiendo que esos momentos llegarían, planificó
nuestra victoria, para que cada lágrima derramada sirva de abono, a las semillas
de fe sembradas en nuestro corazón…
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a
Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.
-Filipenses 4:6 (TLA)
Un plan sencillo, al punto y efectivo:
1) No
se preocupen por nada...
Bueno… aunque del dicho al hecho hay mucho trecho,
no creo que la intensión de Dios es que vivamos en negación de nuestras
dificultades, sino que anclemos nuestra esperanza y nuestra visión en Él y no
en el problema.
Una mente adobada en la palabra de Dios, es una vida
que sabe a victoria, aún en medio del desierto. Además, no estamos supuestas a
vivir este proceso solas. Dios ha prometido estar a nuestro lado, sosteniéndonos
en cada parte del camino.
“Si tu mente está llena de pensamientos negativos,
ellos te mantendrán en esclavitud.”
-Joyce Meyer
2) Más bien, oren y pídanle a Dios
todo lo que necesiten...
O sea, que Dios espera que corramos a su presencia y
le contemos detalladamente todo, absolutamente todo lo que nos roba la paz y
nos atormenta. Sin temor al rechazo.
Y exactamente en ese momento, es que muchas veces
fracasamos, porque el enemigo de nuestra alma, aprovecha nuestra vulnerabilidad
para filtrar pensamientos que nos hacen sentir que Dios está muy ocupado para
escucharnos o que no somos lo suficientemente dignas para ser escuchadas por Él.
¡No le creas!
Dios se place en escucharte, tiene toda la paciencia y el amor
para hacerlo. Además, no hay nada oculto que Dios no sepa de ti. En su
presencia no hacen falta caretas, maquillar nuestra situación, ni pretender lo
que no somos.
Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento
cuidará sus corazones y sus pensamientos.
-Filipenses 4:7 (NVI)
3) Y sean agradecidos.
El agradecimiento es un arma poderosa que nos
permite visualizar las flores en nuestro desierto, muchísimo antes de sentir la
primera gota de agua.
Algo así, como
lo que ocurre en el famoso desierto de Atacama, Chile. Donde a pesar de ser uno
de los lugares más áridos del planeta, en algunas temporadas del año se
transforma en una alfombra de flores que atrae turistas de todas partes del
mundo.
El descontento, la condenación, el miedo y la
inseguridad no encuentran base de operación en un corazón lleno de alabanza y
gratitud.
-Steven Furtick
Puede que estés atravesando el desierto, pero eso no
quiere decir que será tu destino final. Dios hace ríos en lugares áridos y te hace
cruzar con los pies secos en medio de tus tormentas.
¡Deja que la lluvia fresca de su palabra reviva tu
corazón y renueve tus pensamientos!
Feliz Semana,
Sandy