Amarme a mí misma comienza con creer, vivir, abrazar y celebrar la opinión que Dios tiene de mí.
No soy su media
naranja. Soy su naranja completa.
No solo me hace
sentir maripositas en el estómago, sino que las creó en un derroche de creatividad
para verme sonreír y premiarme con nuevos comienzos.
Amarme es el
motor de su agenda; que me deje amar por Él su gran satisfacción. No existe
nada que impida que su amor por mí se debilite—ni mis errores, ni mis malas
decisiones, ni mi pasado. Soy preciosa y digna ante sus ojos.
No soy definida
por mis desaciertos, mucho menos por la opinión que los demás puedan tener de
mí. Sí, soy definida por su amor y en Él se encuentra mi verdadera identidad.
Mi responsabilidad es ser receptiva a ese amor incondicional. Gratitud y confianza son mis sensores primarios. –Sarah Young
En mis momentos
más oscuros donde humanamente no existe solución alguna, Mi amado Jesús sale a
mi encuentro abriendo camino en el desierto y ríos en lugares de desolados.
Mi insuficiencia
e incapacidad de resolver mis problemas en mis propias fuerzas es precisamente
lo que activa su provisión milagrosa.
Su poder se perfecciona en mi debilidad.
Él escucha cada
una de mis oraciones, las que las lágrimas articulan por mí y hasta las que
dudo en hacer por lo ridículas que podrían sonar. El escucha mi silencio,
entiende mi ansiedad, por eso me invita a intercambiar mi necesidad por su
provisión y reposo.
Mi confianza no
viene de tenerlo todo en orden. Mi confianza viene en saberme amada y aceptada
por Jesús tal como soy.
Sus planes para
mi vida superan mis sueños más absurdos. Le place hacer realidad los anhelos
más profundos de mi corazón. No porque haya hecho algo para ganarlo, sino por
su preciosa gracia.
Las mismas manos
que transformaron el agua en vino, que multiplicaron los panes y los peces, que
resucitaron muertos, que fueron clavadas en la cruz para mi salvación, son las
mismas manos que me sostienen, me abrazan, me cuidan, me defienden, me
restauran y me levantan para su gloria.
Convertiré tu valle de amargura en acres de esperanza.
– Oseas 2:14
Hoy es el día
perfecto para ponerle punto final a esa experiencia negativa. La ocasión
perfecta para reposar en los brazos de Jesús. El momento perfecto para hundirme
en su abrazo y perderme en su voz de aliento y restauración.
Vivo cada día
consciente de su amor por mí, principalmente cuando siento que no lo merezco.
Él me ha vestido de fortaleza y dignidad.
¡Amén!
¡Feliz Semana!
Sandy