viernes, julio 19, 2019

BRISITA FRESCA DE ESPERANZA


La vulnerabilidad de mis sentimientos no anula mi posición como hija de Dios ni define su estado de ánimo hacia mí. Jesús me ama, Jesús me entiende, Jesús me aprueba.



Para mi amiga que siente que su mundo está patas arriba…

Entiendo cómo te sientes. Tus sentimientos son válidos y no tienes que disculparte por ello.

Las heridas de tu corazón, las empalagosas demandas de tus razonamientos y el mal aliento de tus miedos, te han vendido la idea de que todo está perdido y que la brújula que guiaba tus pasos se hundió en el mar de tus circunstancias.

Tal parece que tus emociones decidieron ponerse de acuerdo para hacerte sentir incapaz, estancada y fracasada frente a la montaña que tienes frente a ti. Pero, permíteme recordarte que hay una verdad superior y más poderosa que la montaña rusa de tus sentimientos y los eventos que acosan tu vida:


 ¡El Dios que sostiene el universo sostiene tu vida!



Con frecuencia, la voz del desánimo habla más fuerte que el susurro y la afirmación de Jesús. No pierdas el enfoque. ¡Jesús siempre gana! ¡Jesús siempre tiene la última palabra!

Ajusta tu perspectiva a la verdad soberana de Dios, y poco a poco comenzarás a ver con tu espíritu lo que con tus ojos humanos eres incapaz de percibir. Medita en su palabra, descansa en sus promesas.

Sus susurros son tu cobija; su presencia, tu refugio seguro; su paz, tu herencia; su gracia, tu nuevo comienzo, y su amor, tu fuente inagotable de confianza y valentía.

Amiga, créeles más a las promesas de Dios que a tu estado de ánimo. Él hace camino donde no hay esperanza. Aférrate a la fe. Descansa en Jesús.

“Te abriste camino a través del mar y tu sendero atravesó las poderosas aguas, ¡una senda que nadie sabía que estaba allí!” – Salmo 77:19 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy