Para mi amiga
que siente que su mundo está patas arriba…
Entiendo cómo te
sientes. Tus sentimientos son válidos y no tienes que disculparte por ello.
Las heridas de
tu corazón, las empalagosas demandas de tus razonamientos y el mal aliento de
tus miedos, te han vendido la idea de que todo está perdido y que la brújula
que guiaba tus pasos se hundió en el mar de tus circunstancias.
Tal parece que tus
emociones decidieron ponerse de acuerdo para hacerte sentir incapaz, estancada y
fracasada frente a la montaña que tienes frente a ti. Pero, permíteme recordarte
que hay una verdad superior y más poderosa que la montaña rusa de tus sentimientos
y los eventos que acosan tu vida:
¡El Dios que sostiene el universo sostiene tu vida!
Con frecuencia,
la voz del desánimo habla más fuerte que el susurro y la afirmación de Jesús.
No pierdas el enfoque. ¡Jesús siempre gana! ¡Jesús siempre tiene la última
palabra!
Ajusta tu
perspectiva a la verdad soberana de Dios, y poco a poco comenzarás a ver con tu
espíritu lo que con tus ojos humanos eres incapaz de percibir. Medita en su
palabra, descansa en sus promesas.
Sus susurros son
tu cobija; su presencia, tu refugio seguro; su paz, tu herencia; su gracia, tu
nuevo comienzo, y su amor, tu fuente inagotable de confianza y valentía.
Amiga, créeles
más a las promesas de Dios que a tu estado de ánimo. Él hace camino donde no
hay esperanza. Aférrate a la fe. Descansa en Jesús.
“Te abriste
camino a través del mar y tu sendero atravesó las poderosas aguas, ¡una senda
que nadie sabía que estaba allí!” – Salmo 77:19 (NTV)
Amor y gracia,
Sandy