viernes, diciembre 06, 2019

EN COMPAÑÍA PERFECTA



No permitas que las heridas y tropiezos del camino empañen tu belleza y dignidad.



Desde antes de nacer me amaste. Desde el vientre de mi madre me aprobaste. Me hiciste a la medida perfecta de la vida que diseñaste para mí. Y aunque no siempre estuve consciente de ello, puedo mirar el camino recorrido y suspirar, al mismo tiempo que la realización de tu presencia en mi vida me hace sonreír.

Siempre has estado conmigo.

Desde antes de nacer me conociste. Desde el vientre de mi madre tatuaste tu propósito en  mí. Me creí dueña de mi vida tomando decisiones sin darte participación, no porque no eras importante, sino porque te creí distante y enojado conmigo. Sin embargo, el bien y la misericordia que me prometiste siempre me han acompañado, aun en los pozos ciegos de la vida.

Siempre has estado conmigo.

Desde antes de nacer sabias de mis culpas y fracasos. Desde el vientre de mi madre tu gracia bordó en el lienzo de tu corazón mi rescate. Me diste belleza en lugar de cenizas, traje de fiesta en lugar de espíritu de desaliento, abriste un camino en el desierto para mí y me cubriste con la bandera de tu amor.

Siempre has estado conmigo.

Me parece fascinante el árbol familiar que diseñaste para ti mismo. Entre ellos, vasijas rotas con historias de fracaso, dolor y vergüenza.

Siendo Dios, elegiste lo débil y despreciado a los ojos humanos para identificarte con los capítulos de mi vida que prefiero leer en voz baja.

Jesús conmigo en mi tristeza,

Jesús conmigo en mi alegría,

Jesús conmigo en el desierto,

Jesús conmigo en verdes pastos.

Jesús conmigo en mi ansiedad,

Jesús conmigo en el reposo de mi alma,

¡Sanando!  ¡Restaurando! ¡Restituyendo!

Amiga, no importa la situación, Jesús siempre está cerquita de ti.

Puedes compartir tus bendiciones, tus alegrías y los pedazos rotos de tu historia. En su presencia hay abundancia y plenitud para cada una de tus carencias.

¡Atrévete a crecer en esta verdad transformadora!

«¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”». -Mateo 1:23 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy