“No siempre
siento su presencia. Pero las promesas de Dios no dependen de mis sentimientos;
descansan en su carácter”. - She The Roar
Conozco esa
mirada…
Déjame secar
esas lágrimas… no te preocupes, no estás sola. Entiendo cómo te sientes, créeme
que lo sé. Pero existe una realidad mayor que esa avalancha de emociones que te
consume.
Aunque te
sientas sola, no lo estás. Tus oraciones son escuchadas, tus lágrimas son
tomadas en cuenta.
En este momento
te sientes atrapada en un mar de imposibilidad, pero precisamente esa es la
especialidad de nuestro Dios —abrir caminos en el desierto, ríos en lugares
secos, puertas que nadie puede cerrar, y crear oportunidades que superan
nuestras expectativas—.
¡Absurdo! Grita
tu razonamiento, y esta es la mejor parte, porque la fe camina en vía contraria
a lo que tiene sentido y se burla de lo que puedes percibir con tus ojos
naturales.
“Hacer oraciones que asustan significa pedir por lo imposible y creer que puede suceder”.
– Lisa
Bevere
Pero, ¡Dios no te
trajo hasta aquí para abandonarte! Dios te trajo hasta aquí para cambiar tu
perspectiva. Para enseñarte a bailar sobre las olas de la adversidad, no es en
tus propias fuerzas, sino en Su soberanía, en Su amor y en Su gracia.
Amiga, muchas
veces nuestras emociones hablan más alto que nuestra fe. No pierdas la calma,
Dios tiene la última palabra. Valida tus sentimientos, pero no permitas que
ellos decidan por ti.
No es cuestión
de cómo te sientes, sino en quién tienes puesta tu confianza. Dios es más grande que cualquier circunstancia
que salga a tu encuentro. Dios te ama y te trajo hasta aquí para glorificarse
en tu vida.
¡Créelo!
El camino de la
fe no es el más transitado, pero es el más seguro. Dios no se
ha olvidado de ti.
Descansa en su
abrazo. Recibe su amor.
Ofrenda tu
vulnerabilidad y tus dudas a Jesús.
Ora con la
seguridad de que tu petición es escuchada por aquel que tiene el poder de
transformar lo imposible en posible.
Poco a poco, un
día a la vez… regando tus semillas de fe
con el reposo que solo encuentras en su compañía.
Dios te ama.
Dios te cuida.
Dios gana tus
batallas.
“Los que
siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir sembrando
sus semillas, pero regresan cantando cuando traen la cosecha”.
- Salmo 126: 5-6
(NTV)
Amor y Gracia,
Sandy