viernes, enero 07, 2022

A SORBITOS SABE MÁS RICO

 

Jesús me quiere menos ocupada y más feliz. Consciente de su aprobación, reposada en su amor, segura en su gracia.



Tranquila, amiga, que no te voy a preguntar cuáles son tus metas para este nuevo año.

No sé si a ti te pasa, pero siento que no bien hemos terminado de celebrar la Navidad, e inmediatamente somos embestidos con la urgencia de elaborar una lista de todo lo que necesitamos alcanzar en las próximas cincuenta y dos semanas.

Y no me refiero necesariamente a las exigencias sociales y toda la cultura que envuelve el tema, sino a nuestro propio diálogo interno—esa cantaleta continua que nos acosa con el estrés del mañana, pero nos impide celebrar el hoy y el camino que valientemente ya hemos recorrido.

Esa vocecita disfrazada de sabiduría que nos inclina a compararnos, a sentirnos estancadas, y hasta concluir que nada de lo que hacemos jamás será suficiente.

¿Reconoces el aliento de esos pensamientos? Yo los conozco muy bien.

Pero existe una voz superior, un suave susurro que acaricia nuestra alma y nos invita al descanso. Si, Jesús nos invita a degustar esa paz que solo su compañía provee.

Ahí, en la tranquilidad del momento, sin pretensiones ni apuros, reposadas en sus brazos de amor y comprensión, entendemos que todo lo demás que rodea nuestra vida, pequeño o grande, depende de la sencillez de este sagrado momento.

Porque no son los sueños cumplidos ni la realización de grandes proyectos lo que da plenitud, sino vivir en el propósito tallado por Dios especíalmente para cada una de nosotras.

Esta perspectiva no solo nos permite enamorarnos del proceso, sino también vivir libres de comparación.

 Amiga, nos hace bien hacer espacio en nuestra agenda para tomarnos un cafecito a solas con Jesús, lejos del bullicio y las demandas sociales.  Ahí encontramos  descanso, propósito y dirección, sorbito a sorbito.

“Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y noche. Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!” – Salmo 1:2-3 (TLA)

Amor y gracia,

Sandy



No hay comentarios: