Su amor es la llave que trae sanidad a esos pensamientos dolorosos, a esas heridas que aún sangran. Recuerda: eres amada.
Para esos
días que mis emociones se niegan a cooperar.
Jesús,
gracias por no juzgarme.
Gracias por
tenerme paciencia,
por validar
mis emociones despeinadas
y permitirme
sentir lo que siento.
Gracias por
el regalo de tu compañía.
Tu presencia
me viste de descanso,
me invita a
ofrendarte mi embrollo mental.
Me haces
sentir amada, segura y entendida.
Gracias por desenredar
con compasión mi vulnerabilidad,
por abrazar
el lado feo de mi historia,
por coser mis heridas con hilo de gracia,
por llamarme
tu amada.
Jesús, gracias
por amarme sin condiciones.
Por invitarme
a meditar en lo que creo, no en lo que siento.
Por adobar
mi mente con un poquito de paciencia y otro poquito de perseverancia.
Por recordarme
que, lo que se cultiva adentro florece afuera.
Amén
“Cuando mi mente se llenó de dudas, tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría”.
– Salmo 94:19 (NTV)
Amor y
Gracia,
Sandy
No hay comentarios:
Publicar un comentario