“Amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida”.
- Oscar Wilde
Lo que realmente
necesitamos es aprender a querernos más.
Esta semana vi
un video de una psicóloga hablando sobre la importancia del amor propio y sugería
hacer el ejercicio de nombrar a las tres personas que más amas. Me gustó tanto
que lo compartí con una amiga con la que tengo mucha afinidad en esos temas. Al
ratito me respondió lo siguiente: “¡Qué cómico! Yo me incluí en las tres
personas. Estamos aprendiendo, gracias a Dios”.
Obviamente me
alegré muchísimo por ella, le tengo un cariño especial, y con toda honestidad
le respondí: “Yo no”, seguido por mi lista de tres y el emoji de carita
a punto de llorar. En otro tiempo hubiera sacado la lupa para criticarme sin compasión,
pero finalmente comprendí que, una autoestima saludable es un proyecto de vida,
no algo que se alcanza de un día para otro.
No sé si a ti te
pasa lo mismo, pero para mí el concepto de autoamor es relativamente nuevo —me
hice adulta sin conocer su significado y riqueza. No me refiero al autocuidado
externo, sino al acto de tratar con cariño y compasión lo que ocurre en mi
interior, la esencia misma de mi alma —mente,
voluntad, emociones. Ese lugar sagrado que con frecuencia ignoramos,
maquillamos o tememos poner en orden.
Aprendimos a
tratar a los demás con respeto, nos enseñaron a amar a nuestro prójimo, pero también
recibimos un mensaje de doble vía, un tanto difícil de desunir —ámate, pero no
más de la cuenta—. Gracias a esa falta de claridad muchas de nosotras todavía estamos
recogiendo las piezas del rompecabeza de nuestra autoestima.
El amor propio
no debe tomarse a la ligera, es una decisión vital para vivir en armonía y
plenitud, para alcanzar ese orden interno que tanto anhelamos y que tanto bien
nos hace.
Si, lo que
realmente necesitamos es aprender a querernos de verdad, sin peros que valga.
Dejar la autocrítica despiadada, dejar de comparar nuestra vida real con las
fotos “mega editadas” en los medios sociales, y tomar autonomía de lo que
ocurre en nuestro interior —aceptar nuestras luces y sombras, hablarnos bonito,
animarnos, celebrar nuestros logros (chiquitos y grandes), mimarnos, tratarnos
con respeto y empatía… ¡caramba! ¡Vivir!
Razonemos juntas:
Jesús es amor, él nos ama y nos invita a amar a nuestro prójimo como nos amamos
a nosotros mismos, eso quiere decir que, un autoamor sólido y sano es parte de
nuestra herencia en Dios y no debemos sentirnos egoístas por cultivarlo y
practicarlo.
Ámate, cuídate, háblate
bonito.
¿Qué acto de
amor puedo regalarme?
“Amado, ruego en oración que seas prosperado en todas
las cosas, y que tengas salud asi como prospera tu alma”. - 3 Juan 1:2
(RVR1977)
Amor y gracia
Sandy