La lucha constante de demostrar tu valor es una batalla perdida. Es darte la espalda y traicionarte a ti misma.
Para mi amiga rescatando su esencia de opiniones ajenas.
Querida amiga:
Dices que no te importa,
que pueden pensar como mejor les parezca. Cuando sacan sus puñales, sonríes
como si fueras de acero, ahogando con un suspiro el nudo en tu garganta. No le
das el gusto de ver los moretones internos que han causado en tu interior, sin
embargo, tu almohada sabe de esos ojitos llorones y la manera que esas palabras
pronunciadas con insensatez han estropeado la anatomía de tu amor propio.
Créeme que te entiendo, a
todos, de una manera u otra, nos ha tocado refugiarnos en ese cobarde mecanismo
de defensa, aunque después lloremos de rabia e impotencia. La clave está en
rescatar tu valía y dignidad del terreno de aquellos que desconocen la belleza
de tu esencia ya que, con seguridad, ignoran la suya también. Una persona que
conoce el alto precio de reconquistar su amor propio e invierte tiempo y
esfuerzo en nutrirlo a través de las estaciones propias de la vida. es muy
consciente del poder que tienen sus palabras —las usa como bálsamo que sana,
renueva y edifica.
No tengas miedo de confrontar esas opiniones,
ladronas de tu energía y confianza, esas que no sustentan la vida que sueñas,
anhelas y que tanto mereces. Poco a poco, un pasito a la vez, hablándote con
respeto, tratándote con empatía, dándote espacio para conocerte y celebrar la
complejidad de ser tú misma.
Te invito a hacer una
cita contigo, en un lugar que te inspire paz y despierte cositas lindas en tu
interior, con la finalidad de redescubrir y reconectar con esas valiosas
cualidades diseñadas por Dios, especialmente para ti. Solo tú puedes ser tú, no
lo olvides.
Amor y gracia,
Sandy