No subestimes el poder de las pisadas fe de una mujer vulnerable decidida a levantarse.
Para mi amiga construyendo un monumento con las piezas rota de su historia.
Querida amiga,
A veces queremos sentirnos entendidas, validadas y aceptadas, pero no
siempre esa palmadita en la espalda llega cuando más la necesitamos. Tú has
hecho las paces con esa realidad, has aprendido a no esperar de otros lo que no
han cultivado en si mismos. Arando tu propio jardín descubriste tus propios
tesoros, los cuales te permiten amar, entender y aceptar a los que no
tienen agua en su pozo para compartir.
El camino se hizo más relevante que el puerto de llegada; cada huella es
parte del mapa que conduce a tu sabiduría, a tu fuerza, a tu determinación.
Quizás por eso, tu dulce manía de alumbrar el camino con palabras de amor y
esperanza para los peregrinos de pies cansados y corazones desanimados.
Exhibes tus cicatrices como tatuajes de dignidad, como señal de que ninguna
tormenta es eterna. Que solo llegan para quitar del camino lo que nos impide
crecer, y fortalecer lo que debe prevalecer para un nuevo comienzo. Abrazas las
piezas rotas de tu historia, le agradeces, le sonríes y construyes un monumento
con la sabiduría adquirida.
Siempre consciente de que, detrás de la belleza de una mujer que ha sabido
llevar con dignidad sus cicatrices, existen eventos que quisieron destruirla,
pero, sobre todo, una historia de gracia que le devolvió la sonrisa.
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Amor y gracia,
Sandy