viernes, febrero 28, 2014

DIARIO DE UNA MUJER ABOLLADA



Foto: Cutiepie Company - Creative Commons






Es preferible brillar progresivamente a través de los huecos de nuestras cicatrices que vivir de apariencias.










¿Sabes lo que es un abollón emocional?

Un abollón emocional no es más que un pescozón sin manos, causado por palabras o hechos que nos enseñan que la vida no es color de rosas, sino un rosal donde superar  las espinas nos provee vida y significado.

¡Quien sea libre de abollones que salga de su escondite y se tome una taza de café espresso para que despierte!

Creo que todos de una manera u otra necesitamos la adversidad para desarrollar nuestro carácter, afianzar nuestra dependencia en Dios, descubrir nuestras virtudes, hacer  florecer nuestro potencial y conquistar nuestro propósito.


Las experiencias más difíciles son por lo general las que pulen nuestras mejores cualidades.


Y ahora con ustedes “Emociones Abolladas”

Hola, me llamo Emociones Abolladas. Por mucho tiempo fui  muy susceptible a la opinión de los demás, ya que por naturaleza tiendo a exagerar mis carencias y a minimizar mis virtudes.

 Mi estado de ánimo era muy variable, lo cual me impedía relacionarme conmigo misma y con los demás de manera saludable.

Me ofendía por todo y pasaba largas vacaciones con  mis amigas conmiseración, queja y desánimo. Pero un día Dios interceptó mi camino y me enseñó que:

1)     No soy marioneta de mis emociones. Tengo autoridad sobre mis pensamientos, sobre mis emociones y de todo lo ocurre en mi interior.

2)     Muchas veces ganamos y otras veces crecemos. Para transitar en la carretera que lleva al éxito, generalmente hay que pasar por el bulevar del fracaso.

3)     La tristeza no es un huésped permanente. Simplemente nos hace la visita para enseñarnos el valor de la perseverancia y la importancia de mantener nuestra mejor actitud en medio de la prueba.


Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse. 

-Proverbios 24:16 (NTV)


4)     Mis fracasos no me definen. Mis fracasos me preparan. El desierto me conecta con mi tierra prometida.

5)     Mis cicatrices cuentan la historia de lo que Dios ha hecho en mi vida. No están ahí para avergonzarme o para hacerme sentir inadecuada-al contrario, son epístolas que narran la grandeza del amor y la Gracia de Dios en medio de mí caos.


Cuando nos damos permiso para fallar, al mismo tiempo nos estamos dando permiso para superarnos.

 – Eloise Ristad


La vida no es color de rosas, sino un rosal donde superar las espinas, nos hace vivir con propósito y significado.


Feliz Semana,

Sandy

Sandy@friendshiplatte.com