Foto: Terry Kahrs - CC |
Si Dios hubiera
querido que nuestro pasado fuera el eje de nuestro presente, probablemente tuviéramos
los ojos detrás de la cabeza y camináramos de espalda.
Esta semana, una
amiga publicó en su cuenta de Facebook una foto con el siguiente mensaje: “Me
hubiera gustado haber tomado mejores decisiones en algún momento de mi vida.”
Quien no se
identifique con estas palabras, posiblemente padezca de Alzheimer o ha
decidido vivir la vida loca que canta Ricky Martin. ¿Quién no ha querido haber
tomado mejores decisiones en algún momento de su vida? ¡Nos pasa a todos!
Lo importante aquí
es aprender de nuestros errores y usarlos como herramientas de crecimiento, no
como celda de castigo
El plan de Dios
para nuestras vidas NO es que nos quedemos estancadas en nuestros temores, en nuestras culpas, en lo que pudo haber sido
o en lo que debimos hacer. Esos razonamientos
lo único que hacen es hacernos correr en un circulo vicioso que perpetúa nuestros
fracasos, corroe nuestra esperanza y nos esclaviza a un patrón de creencias
equivocadas.
“¿Has fallado? ¿Has cometido errores? ¡Perfecto! Calificas para su justificación.”
– Joseph Prince
Jesús no vino a buscar
personas perfectas, Jesús vino a buscar vasijas rotas. Rotas por el pecado,
rotas por los errores, rotas por el fracaso, rotas por la depresión, rotas por
la ansiedad, rotas por el miedo, rotas por la vergüenza, rotas por la culpa,
ropas por la condenación, rotas por el abuso, rotas por el divorcio, rotas por
el aborto, rotas por la muerte, rotas por la violencia, rotas por la enfermedad,
en fin...
¡Jesús vino para salvarnos de todo aquello que nos impide vivir de acuerdo
al estándar que su gracia nos ofrece a través de su sangre!
Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, raje de fiesta en vez de espíritu de desaliento.
-Isaías 61:3 (NVI)
Si el peso de tu
pasado te roba la bendición de disfrutar el hoy, necesitas mudarte con carácter de urgencia y sin
pensarlo dos veces a la cuidad de
“Nuevos Comienzos”, donde el AMOR incondicional de Dios habla más fuerte que tus temores, donde su PERDÓN te viste de justicia, donde su GRACIA perdona lo
imperdonable y te bendice en abundancia, donde tus cenizas son intercambiadas
por BELLEZA y ALEGRIA.
Lo único que tienes
que hacer es dar un paso de fe, creerle a Dios y pasar la página.
“Cuando nos arraigamos en la consciencia del amor de Dios por nosotros, nos abrimos a sus habilidades sobrenaturales.”
-Taffi Dolar
Me parece una idea
maravillosa escribirle una carta de despedida a las heridas de nuestro pasado, para informarles que hemos decidido recibir la vida en abundancia que Dios nos
ofrece y que nos negamos rotundamente a vivir en la cárcel del dolor, del
miedo, de la culpa, de la condenación, de la vergüenza y de lo que pudo haber
sido.
Querido Pasado:
Quiero darte las
gracias por cada experiencia adquirida a través de cada una de mis torpezas. Mi
inmadurez me llevó a cometer mucho errores, pero para serte franca, estoy
sumamente agradecida, porque gracias a ellos hoy estoy en una posición
privilegiada de crecimiento y bendición.
Aunque muchas de
mis heridas fueron producto de mis malas decisiones, no es menos cierto
que las malas decisiones de otros
también me hicieron mucho daño. Pero gracias a la fidelidad de Dios comprendí,
que el desierto es el campo de entrenamiento de aquellos que quieren alcanzar
el éxito.
Hoy exhibo mis
cicatrices con orgullo y dignidad, porque hablan de las proezas de Dios en
medio de mis limitaciones y carencias.
Quiero darte las
gracias por cada uno de mis fracasos, porque la suma de ellos me hizo conocer
el valor de la experiencia. Hoy soy mejor persona gracias a ellos.
Te dejo mis
temores, mis culpas, mis preocupaciones, mis miedos. Lo único que me llevo es
el crecimiento que adquirí a través de cada prueba superada.
Me cansé de tus
argumentos. Te informo que la GRACIA de Dios es todo lo que necesito.
¡ES TIEMPO DE
PASAR LA PÁGINA!
Feliz Semana
Sandy