El camino de Dios
no se trata de lograr, sino de recibir.
– Joseph Prince
– Joseph Prince
Alma mía, me gustaría
compartir algunas palabras contigo. Desde hace tiempo he deseado que nos
pongamos al día, pero estás tan ocupada con la vida, que se nos ha hecho prácticamente
imposible coordinar agendas. Te prometo que no te voy a quitar mucho de tu
tiempo y que al final me lo vas a agradecer.
¿Quién te dijo que
era tu responsabilidad llevar esa carga tan pesada sobre tus hombros? ¿No te
das cuenta que hace tu paso lento y te roba el entusiasmo que necesitas para
conquistar el camino que tienes delante de ti?
Alma mía, rechazar
la gracia de Dios es pretender que podemos triunfar en la vida en nuestras
propias fuerzas, y ambas sabemos que esa fórmula nunca ha dado resultado.
Ha llegado el
momento de rendir nuestras armas, de fingir fortaleza, cuando en lo más
profundo de nuestro ser lo que más anhelamos es el abrazo sanador de Jesús.
Es precisamente mi
punto de mayor vulnerabilidad y dolor lo que atrae el toque restaurador y
milagroso de Jesús.
Así que alégrate,
alma mía, porque su gracia es suficiente, porque su gracia es todo lo que
necesitamos, y nos ha sido dada en abundancia. Lo único que tenemos que hacer
es recibirla.
Alegrémonos en
nuestras debilidades, para que su poder pueda actuar a través de nosotras.
Cuando es la gracia versus nuestros fracasos e imperfecciones, la gracia
gana por knockout.
Conviene que el
corazón sea fortalecido por la gracia.
-Hebreos 13:9
(NVI)
Emmanuel—Dios con
nosotros— dejó su trono de gloria para venir a la tierra a identificarse con
nuestras necesidades, con nuestras debilidades, con nuestra humanidad, con
nuestra vergüenza, con nuestro dolor, y ofrecerse
a sí mismo como el sacrificio perfecto por nuestros pecados.
Alma mía, su
gracia nos invita a entrar en su reposo, a recibir su paz, a recibir su gozo, a
depender cada instante de su amor y su palabra.
En su amor podemos
desnudar abiertamente nuestras heridas, sin temor al rechazo. Él entiende
nuestra condición. Delicadamente, con su toque amoroso, venda nuestras heridas,
nos da belleza en lugar de cenizas, nos planta junto a arroyos de vida, nos
bendice más allá de lo que nuestra mente humana puede entender y promete no
dejarnos caer en vergüenza.
Nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que
entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
-1Corintios 2:12
(NVI)
Se necesita
humildad para recibir lo que sabemos que no merecemos, fe para abrazar la
magnitud de la gracia otorgada, gratitud para apreciarla y misericordia para
compartirla con otros.
¡Qué bueno es
Dios! Perdona nuestros pecados, sana nuestras heridas físicas y emocionales,
nos ofrece vida en abundancia, nos corona de misericordias, nos invita a participar
de su mesa, saciando cada rincón de nuestro ser con su presencia y amor
incondicional.
¿Viste? Sabía que
me lo agradecerías. Después de este chapuzón de buenas noticias, lo mejor que podemos
hacer es celebrar con un cafecito…
Alma mía, es coffee time.
Alma mía, es coffee time.
Feliz Semana,
Sandy
Ver Video: https://youtu.be/9JXl1czvh7g