sábado, noviembre 05, 2016

CHEQUE DE ESPERANZA PARA CORAZONES SOBREGIRADOS









 Esperanza es esa palmadita en el alma que en medio de la dificultad nos visita con una sonrisa y nos dice, "sigue creyendo, avanza, lo mejor está por llegar".









Palabras de uso cotidiano que generalmente decimos por costumbre y no necesariamente conscientes de su trascendencia:

Si Dios quiere…

Con Dios delante…

Con el favor de Dios…

Compramos los tickets desde Octubre para ir a visitar a la familia en Diciembre y cuando hablamos con ellos le decimos: ¡Si Dios quiere vamos a pasar esta Navidad juntos! Preparamos maleta, los regalos, la ropita de invierno —que si la bufanda, que si las botas, que si un sombrerito de lana… en fin, disfrutamos cada detalle del viaje con las expectativas a millón por hora.

¡Dios quiere que tengamos esa misma actitud en cuanto a sus promesas! Porque Él quiere, porque Él va delante de nosotras, porque contamos con su favor, y sencillamente porque su palabra es LA VERDAD, punto.

¡Claro! Yo entiendo que del dicho al hecho hay mucho trecho, porque una cosa es creer que Dios puede hacerlo y otra muy distinta creer que Dios puede hacerlo en mi vida, conmigo, por mí y en el marco de mis circunstancias.

¡Levanten sus tazas de café las que han estado parqueadas en esa avenida! Si me permiten yo levanto la taza, la cafetera y la vajilla completa.

De la mano de Jesús el viaje se hace más importante que mi puerto de llegada.


El trecho no necesariamente es bonito y placentero, más bien es un tiempo de estiramiento espiritual donde aprendemos a conocer a Jesús por experiencia y no a través de nuestros temores, nuestros patrones de creencias equivocadas o por desaciertos y opiniones de otras personas.

El trecho es la parte del camino que conecta nuestro desierto con nuestra tierra prometida. Es el lugar donde nuestras partes más vulnerables son embestidas por su amor y selladas con su gracia.

Donde Jesús nos abraza hasta que nos sintamos seguras de su perdón, de su aprobación, de nuestra identidad en Él, y así decir las mismas palabras del salmista:

El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura… estaba yo muy débil, y Él me salvó. ¡Ya puedes alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo!

“Pero cuando dependes de la gracia de Dios— Su favor gratuito e inmerecido hacia ti, es cuando Sus promesas se hacen seguras en tu vida.” –Joseph Prince


Amiga, las promesas de Dios están respaldadas por el honor de su nombre. Su palabra es el único terreno seguro donde puedes soñar, volver a comenzar, construir tu vida y llenarte de esperanza sin temor a ser avergonzada.

Si Dios lo dice, cree que lo hará en tu vida, contigo, en ti, y por encima de las circunstancias que te rodean. Porque Dios es Dios— soberano sobre todas las cosas visibles e invisibles y tú eres su princesa. ¡No lo olvides!


Feliz Semana,

Sandy



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