A los ojos humanos
tus limitaciones pueden ser vistas como pérdida total, pero en las manos de
Dios son la materia prima para un futuro que supera tus anhelos más absurdos.
Esta es la
historia de Bra, un brassiere talla 38C, oriundo de Valladolid, España. Llegó a
la cuidad de Nueva York en un encargo de lencería europea para una ocupada
mujer de negocios. Cada día era un reto hacer su labor, pero en cuestión de
días se ganó el lugar privilegiado en el cajoncillo de la ropa interior.
Los primeros meses
marcharon de mil maravillas —disfrutaba observar la ciudad desde el interior de
las elegantes blusas de organza y soñaba despierta cada vez que veía los
legendarios escaparates de la famosa Quinta Avenida, en el corazón de
Manhattan.
Pero todo cambió
cuando su dueña recibió la grata noticia de su embarazo. A partir de ahí, sus
turnos de trabajo fueron de veinticuatro horas sin descanso, hasta que sus
cansados elásticos colapsaron y ya no pudo corresponder a las exigencias de su
agitado ritmo laboral.
No hubo palabras
de gratitud, mucho menos el intento de vendar sus heridas, sólo un paseo a una
tienda de donaciones, donde fue abandonada a su suerte como si nunca hubiera
existido.
“Siento que mi
vida no tiene sentido. Mientras las cosas marchaban bien fui de gran utilidad.
Nunca escuchó cuando le dije lo cansada que estaba. Ahora estoy en una tienda
de donaciones —cansada, triste, con mis sueños destruidos y sin fuerzas para
seguir adelante.” —Fueron sus últimas palabras, segundos antes de que el
reconocido diseñador Francés, Aymé Agar, la tomara en sus manos.
Mis expectativas siempre deben estar en la grandeza ilimitada de mi Dios. Nunca al nivel de mis miedos y fracasos.
¿Qué cómo llegó
Agar ahí?... Vaya usted a saber. Lo cierto es, que pudo ver en Bra lo que nadie
antes había valorado —su potencial— y estaba dispuesto a transformar ese
brassiere de segunda, en una obra maestra.
Al llegar a su
atelier, le mostró el boceto de su arriesgado proyecto. De inmediato contactó las
mercerías más exclusivas del mercado… Entre cintas decorativas, encajes
plisados, amor, paciencia, visión y por supuesto, elásticos, transformó a Bra
en un elegante y encantador corsé.
Agar sonrió con
satisfacción y le dijo: “para otros fuiste de poco valor, pero para mí eres mi
obra maestra, Pude ver más allá de tus limitaciones e imperfecciones.”
“Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad.” – Jeremías 31:3
Bra, hoy se exhibe
en el escaparate del Atelier más famoso de Francia. Es la admiración de todas
las novias que pasan, pero sólo su diseñador conoce su verdadera historia.
Amiga, tú eres muchísimo
más importante que un brassiere y tu padre celestial te ama más de lo que tu
razonamiento humano puede comprender. En sus manos todo aquello que piensas que
impide tu progreso es la materia prima para un futuro sin precedente.
Pon tu vista en
algo mayor que lo que estás atravesando. ¡Pon tu mirada en Jesús!
En su amor tus
heridas son cosidas con hilo de gracia.
¡Descansa tu
corazón en esta verdad!
¡Feliz Semana!
Sandy