sábado, agosto 05, 2017

EMOCIONES DESPEINADAS



¡No te desanimes! No necesitas la aprobación de tu estado de ánimo para caminar en victoria.


¡Emociones! ¡Emociones ¡Emociones! 

Por momentos nos hacen sentir que somos dueñas del mundo, que tenemos todo bajo control, para luego romper nuestra burbuja y hacernos sentir confundidas, temerosas y sin norte en la vida.

Todo puede estar marchando sobre ruedas, pero un simple comentario o un pensamiento no grato crean un tsunami de sentimientos con el potencial de robarnos la paz, amargarnos el día y transformar nuestro interior en una montaña rusa de peligro extremo.

 ¡Qué sensación más horrible! ¿Verdad que sí?

A todos nos pasa. A mí me pasa. Es más, creo que es una batalla que tenemos que ganar diariamente, y en la medida que aprendemos a sintonizar nuestros pensamientos en la frecuencia de Dios y no en la de nuestros miedos, avanzamos en la dirección correcta.


¡Créele más a las promesas de Dios que a tu estado de ánimo!


 Nuestras emociones son un regalo de Dios. Sin ellas fuéramos androides aburridos e insípidos, pero con ese regalo también vino un dispositivo llamado dominio propio, que nos permite estar en control de nuestra vulnerabilidad y no lo contrario.

El antídoto perfecto para contrarrestar esos días donde nuestras emociones amanecen despeinadas podría ser contrario a nuestro razonamiento, pero su efectividad es indiscutible: hacer de la opinión de Dios nuestra opinión; su palabra, nuestra autoridad soberana; sus promesas, nuestro alimento y su amor, nuestro lugar de reposo.

Ok. Me explico: como nuestras emociones tienden a ser un reflejo de lo que dejamos aterrizar en nuestra mente, hacemos de la opinión de Dios nuestra torre de control —lo que se alinee a su verdad tiene entrada, lo que no, se manda a freír buñuelos—.

Recuerda: un pensamiento sana otro pensamiento.


Cuando tu perspectiva está precargada con la Palabra de Dios, las mentiras pierden su poder sobre tu vida.

- Steven Furtick


Nuestras emociones son un reflejo casi perfecto de las palabras que salen de nuestra boca y de los pensamientos que dejamos aterrizar en nuestra mente. Por esa razón diariamente debemos nadar en la piscina de sus promesas y solearnos bajo los rayos del amor de nuestro amado Jesús, hasta que su voz sea la más audible —principalmente en medio de esos días donde nuestras emociones pintan el panorama de miedo, imposibilidad y derrota.

No es tratar de tener la mente en blanco, sino de validar la opinión de Dios por encima de nuestros pensamientos y estado de ánimo. 

Amiga, Jesús quiere que medites en su amor, en su misericordia, en lo valiosa y especial que eres para él. Quiere que aprendas a encontrar tu fortaleza en su reposo, y que sus promesas sean el GPS de tus decisiones.

Descansa en la gracia y en el amor de Jesús, hasta que llegues al punto donde creerle sea tan normal como respirar.

¡Con Jesús a nuestro lado no hay obstáculo que impida nuestra victoria!

¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos! – Isaías 26:3


Amor y Gracia,

Sandy

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