Jesús tiene una
manera peculiar de reciclar nuestros momentos más amargos y transformarlos en
testimonio de su gracia.
Hola,
Quiero que
comiences este día recordando lo valiosa y amada que eres. Yo sé que muchas
veces piensas que no mereces mi amor, pero ya va siendo hora de que sueltes esa
carga y te dejes querer.
Mi amor por ti no está condicionado al tamaño de tu
fe, a tu madurez espiritual, ni a tu registro de buena conducta.
Pagué con mi propia vida el precio de tu libertad
cuando te encontrabas en tu peor momento —incapaz de ayudarte a ti misma, en
cadenas, ahogada en circunstancias, carente de esperanza.
Fui declarado culpable para que tú fueras declarada
inocente.
Cargué con tu condena para que tú camines en total
libertad.
Sobre mí llevé todas tus enfermedades físicas y
emocionales, para que enfrentes cada día con optimismo, deseosa de luchar por
los sueños que he sembrado en tu corazón.
En la cruz destroné todos tus miedos para que vivas
en la plenitud de mi amor por ti.
¿Qué esperas para tomar posesión de lo que te
pertenece?
El temor y la desesperanza no tienen acceso a un corazón blindado con el amor de Dios.
Lo único que te pido es que creas en mí, que descanses y seas receptiva a mi amor y la gracia que he derramada
sobre tu vida.
Creer en mi significa que, aunque tus emociones
naveguen en vía contraria a mi palabra, vas a decidir descansar en mi verdad.
Creer en mi significa que vas a dormir tranquila,
aunque en lo natural no le veas salida a tus problemas.
Creer en mi significa que, aunque sientas temor, vas
a seguir adelante con tu corazón anclado en cada una mis promesas.
Deja que mi gracia espante tus miedos.
Deja que mi amor te revele lo valiosa que eres.
Deja que mi presencia le dé significado a todo lo
que haces.
Pues he venido para que tengas vida y la tengas en
abundancia
Atte. Jesús
“Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que, aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su
pobreza ustedes llegaran a ser ricos”. – 2 Corintios 8:9
Amor y gracia,
Sandy