viernes, junio 04, 2021

PERMISO PARA SONREIR

 


Cuando entendí que mi insuficiencia era suficiente en las manos de Dios, me sequé las lágrimas y me di permiso de ser feliz.

 


Para mi amiga en transición, que sueña con volver a sonreír como si no supiera de heridas ni fracasos…

Su sonrisa es encantadora. No sé, te da paz y te hace sentir una brisita fresca en tu interior.

Muchos pudieran pensar que no sabe de momentos amargos ni de caminos solitarios, pero son precisamente esas experiencias las que bordaron un jardín con las heridas más profundas de su corazón.

Aprendió a bailar al ritmo de sus lágrimas, a tejer su dolor con hilo de esperanza, a sonreír desde la esencia de su ser, no desde la realidad de su cautiverio.

Ahí, en medio de su imperfección y emociones despeinadas se dio permiso de abrazar su vulnerabilidad, de sentir lo que sentía, de florecer, de apreciar lo simple, de celebrar lo cotidiano.

De saltar a los brazos de Jesús, de vestirse con sus promesas y bailar al ritmo de sus palabras de amor y afirmación.

Su sonrisa te invita a no darte por vencida, a sembrar tus tristezas en el jardín de las posibilidades divinas, a descansar tu corazón en la mano soberana que te sostiene, pero, sobre todo, te invita a sonreír.

“Oré al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. Los que buscan su ayuda estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro”.

 – Salmo 34: 4-5 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy


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