“No es mi habilidad, sino mi respuesta a la habilidad de Dios lo que cuenta”. – Corrie Ten Boom
Creer es recibir.
¿Qué promesa ha
sembrado Dios en el jardín de tu corazón específicamente para esta temporada en
tu vida?
No te sorprendas
si vientos confusos de duda y temor luchan de manera activa por ahogar tu
semilla de fe, es más, creo que nos hace bien hacer las paces con ese panorama,
ya que la lógica humana camina en vía contraria a la soberanía divina.
Pero ¿cómo
manejamos esos sentimientos tipo zigzag que llegan sin pedir permiso? Lo
primero es reconocer que no estamos solas —Jesús entiende nuestra
vulnerabilidad, su amor calma nuestra ansiedad.
Lo segundo sería, no
brindarle galletas ni café a esos pensamientos que nos apartan de nuestro núcleo
de paz. Podemos estar conscientes de que están ahí, y al mismo tiempo tomar la
valiente decisión de anclar nuestro enfoque en Jesús: creyendo en él, recibiendo de él, descansando en él.
¿Cómo Abraham se convirtió en padre de
multitudes a pesar de tener cien años y una esposa estéril de noventa? Creyendo
—aun cuando no había motivos para tener esperanza,
siguió teniendo esperanza en la promesa que Dios le había dado.
Amiga querida, no
pierdas la esperanza en tu proceso de transición, recuerda que tus sentimientos
siguen tus pasos de fe, y tus pasos de fe siguen lo que Jesús te ha prometido. Él
es fiel a sus promesas y puedes construir tu vida en la seguridad inconmovible
de su palabra.
Sí, llegarán pensamientos
desalentadores. Sí, nos abrazarán sentimientos no deseados, pero Dios es
superior a todo eso y nos invita a descansar en su habilidad.
La fe no es una
negación de la realidad, sino la afirmación de lo que Dios puede hacer en medio
de ella.
Descansa tu
corazón en esta verdad, poco a poco, un día a la vez o unos cuantos minutos a
la vez.
“Y la fe de
Abraham no se debilitó a pesar de que él reconocía que, por tener unos cien años,
su cuerpo ya estaba muy anciano para tener hijos, igual que el vientre de Sara.
Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete”.
– Romanos 4:19-21 (NTV)
Amor y Gracia,
Sandy