Mientras más fuerte griten mis temores, más fuerte me aferro a los brazos de amor que me sostienen.
Para mi amiga agotada
emocionalmente…
Tienes permiso
de sentir,
de validar tus
emociones,
de desenredar
tus garabatos internos,
de platicar con tus
dilemas,
de cuestionar su
punto de origen.
Tienes permiso
de llorar,
Sí, de llorar.
Sin dar
explicaciones válidas,
sin esperar empatía,
simplemente
llorar.
Permiso de
abrazar tu vulnerabilidad,
de saltar de
espalda al vacío
como quien se da
por vencido,
de sonreírle a
la fe,
y dejar que ella
alumbre el camino.
Permiso de
creer,
de apostarlo
todo a Dios,
de llorar amargamente
en su regazo,
de perderte en
su mirada,
de renacer en su
descanso.
Tienes permiso
de bailar,
bailar al compás
de su amor,
al ritmo de tus
aflicciones,
en perfecta
armonía
con su gracia y
tu desierto.
Tienes permiso
de reír,
de contar tu
historia con gozo,
de mirar tus
pisadas con gratitud,
de celebrar sus
promesas cumplidas en ti.
“Me llevó a la
sala del banquete, y sobre mí enarboló su bandera de amor”.
– Cantares 2:4
(NVI)
Amor y gracia,
Sandy