viernes, octubre 07, 2022

LA DULCE CALMA DE UNA ORACIÓN ORGÁNICA

 

Habla con Jesús, desahógate con Jesús, cuéntale a Jesús, llora con Jesús, espera en Jesús, descansa en Jesús.

 

 

Para esos días que tus miedos y dudas intentan ahogar tu fe…


Jesús, gracias por escucharme con amor y paciencia.

Sabes perfectamente como me siento. Mi corazón es un libro abierto en tus manos, no hay nada oculto en mí, lo sabes todo.

Te ofrendo esta vulnerabilidad asfixiante que me impide descansar en las promesas que me has dado como herencia.

Afina mi oído para distinguir tu voz sobre todas las demás que compiten en mi interior. Enséñame a cultivar el silencio, a disfrutar la riqueza de tu compañía.

Abrázame con tu favor, calma la furia de mis pensamientos con la veracidad y autonomía de tu Palabra. Espanta mis miedos con tu amor.

Acurrúcame en tu pecho, y si lloro, apriétame un poquito más. Susurra palabras de sanidad y afirmación; abre mi espíritu a tus posibilidades.

Jesús, decido creerte a ti, aunque mis emociones insistan en caminar en dirección contraria a mi fe. Tu Palabra prevalece, así que, construyo mi vida, mis planes y los sueños que me has dado, en la seguridad de tus promesas.

Gracias por entenderme, por sostenerme, por no compararme con otros ni exigirme más de lo que humanamente puedo hacer.

Gracias por fortalecer mi fe, por coronarme de perseverancia cuando siento que he tocado fondo.

Te ofrendo mi vulnerabilidad y descanso en la esperanza que me brinda tu fidelidad.

Gracias Jesús.

¡Amén!

“Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros.  Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma”. – Hebreos 6:18-19 (NTV)

Amor y gracia

Sandy