Deberías verla desde que comenzó a poner en orden su mundo interior.
Para mi amiga reconstruyéndose a sí misma:
Querida amiga,
Tienes permiso de sentir,
de validar tus emociones,
de desenredar tus garabatos internos,
de platicar con tus dilemas,
de cuestionar su punto de origen.
Tienes permiso de llorar,
Sí, de llorar.
Sin dar explicaciones válidas,
sin esperar empatía en otros.
Simplemente llorar.
Permiso de abrazar tu vulnerabilidad,
de saltar de espalda al vacío
como quien se da por vencido.
De recibir el abrazo de la fe
y dejar que ella alumbre el camino.
Permiso de creer,
también de dudar,
de ser honesta con Dios,
de llorar amargamente en su regazo,
de renacer en su descanso.
Tienes permiso de ir a tu paso,
de bailar al compás del amor,
al ritmo de tus aflicciones.
En perfecta armonía con la gracia,
en total aceptación de tu desierto.
Tienes permiso de reconstruirte,
de contar tu historia con sabor agridulce,
de mirar tus pisadas con gratitud,
de celebrar la fidelidad de Dios en tu vida,
de aplaudir tu valentía.
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Amor y gracia
Sandy