viernes, noviembre 01, 2024

ME ELIJO A MÍ


 

Respeta tus ritmos. En el descanso florecen ideas, soluciones y nuevos comienzos.

 

 

Para mi corazoncito agotado:

 

A veces soy muy dura conmigo misma. Sacrifico mi esencia en el altar de mis propias expectativas, exigiéndome más, mucho más de lo que puedo sostener.

¿A quién trato de impresionar? ¿Con quién pretendo quedar bien?

Cuelo una taza de café e invito a estas dos preguntas a una charla honesta. Respiro. Doy la bienvenida al silencio. Un nudo en mi garganta me indica que toqué fondo —emocionalmente exhausta, con un bullicio interno renuente al orden y a la calma—.

Dulces lágrimas de desahogo alivian mi carga interna. No me disculpo ni intento tragarme los nuditos amargos, al contrario, les doy la bienvenida con gratitud. Llorar me hace bien.

Con voz entrecortada me pido disculpas por poner mis necesidades en último plano, por intentar ser ancla para los demás, por no protegerme con la misma empatía y comprensión que ofrezo a otros.

 Para poder amar desde la belleza de mi esencia, primero debo elegir amarme, sí, amarme, sin sentirme culpable ni egoísta. Escucharme sin juicios, validar mis emociones, educar mi voz interior para que sea mi mejor aliada, silenciar las voces externas que solo hacen ruido y no aportan nada.

En silencio, saboreando cada sorbito de café en calma, prometo ser más paciente conmigo. Prometo amarme, llenar mi vaso primero, para así poder amar a otros desde mi abundancia y no desde mis carencias.

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Amor y gracia,

Sandy