Foto: Salvatore Lovene - Creative Commons |
Una
mujer sabia es aquella que no persigue perfección, sino su propósito en Dios.
¿Alguna vez te has sentido intimidada al
leer las cualidades que adornan a la mujer ejemplar descrita en Proverbios 31?
Yo creo que casi todas —de una manera u
otra— hemos hecho de sus atributos un estándar, y cuando lo comparamos con
nuestra realidad, corremos el riesgo de sentirnos inadecuadas e incapaces de
llenar sus zapatos.
A grandes rasgos es una mujer exitosa en
todos los aspectos —espiritual, emocional, familiar, laboral y social. Añade
valor a los recursos que tocan sus manos y a todo aquel que tiene la dicha de
interactuar con ella.
Sus habilidades pueden parecer
inalcanzables, pero lo cierto es, que más que un estándar de vida, es una
invitación abierta de parte de Dios a toda mujer que anhela vivir con propósito
y significado —lejos de la perfección y del peso que representa la competencia
y de querer agradar a todos a la vez.
Está vestida de fortaleza y dignidad, y se ríe sin temor al futuro.
Proverbios 31:25 (NTV)
Si decodificamos su carácter, vamos a
encontrar tres factores elementales que explican la razón de su bonanza, de su
sabiduría y de su impacto en todo cuanto la rodea.
1) UNA MUJER SABIA
es
una mujer que está segura de su identidad: su valor y estima propia se
nutren de su posición como hija de Dios y de su amor incondicional por ella; no
de sus errores pasados, de sus circunstancias presentes, de sus fracasos, ni de
la opinión que los demás tengan de ella.
Conoce de tristezas,
caídas, frustraciones, pero en medio de sus momentos de mayor vulnerabilidad,
corre a los brazos de su padre, donde encuentra comprensión, fortaleza, perdón,
gracia—favor inmerecido de Dios—, restauración, paz, gozo y nuevos comienzos.
2) UNA MUJER SABIA
tiene como eje su relación con Dios: su dependencia en ÉL, es la fuente primaria de su éxito.
Hablar con Dios no es una
carga o un requisito religioso, sino un privilegio, una oportunidad de honor
que le permite intercambiar sus debilidades y cargas innecesarias, por la
fortaleza, dirección y presencia de Dios, en cada detalle y estación de su
vida.
Es en su presencia donde
aprende a diferenciar la voz de Dios por
encima de las demás voces que exigen a diario su atención. En su regazo recibe
la confianza que le permite estar de pie, aunque su mundo esté de cabeza,
porque sabe que quien la sostiene es soberano sobre todas las cosas.
3) UNA MUJER SABIA
es una extensión de los brazos de Jesús:
sus acciones hablan más que sus palabras. No necesita identificar su fe para
oler y saber a Jesús. Cuando entras en contacto con ella quieres beber de la
fuente que ella toma.
Es una mujer integra, no
porque sea perfecta, sino porque Dios se ha revelado a su vida en medio de sus
imperfecciones y su gratitud la cualifica para dar por gracia lo que por gracia
ha recibido.
…se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche. Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo .Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
Salmo 1:2-3(NTV)
Si quieres ser una mujer sabia y exitosa, no te enfoques en los resultados, sino en la fórmula, la cual se encuentra a los pies de Jesús.
Feliz Semana,
Sandy