viernes, diciembre 04, 2015

EL ARTE DE SOLTAR Y RECIBIR







El verdadero descanso del alma angustiada se encuentra en soltar Todo en las manos de Jesús y recibir a cambio Todo lo que Él nos ofrece.


 



¿Alguna vez has visto a un árbol frutal perder la calma mientras llega la cosecha?

Imagínate a una mata de limón bajo estrés, perdiendo todas las hojas porque no sabe cuántos limones va a parir o ansiosa porque no sabe si va a llover lo suficiente para sobrevivir.

Preocuparse, es andar con una sombrilla sobre la cabeza todo el tiempo esperando que llueva. Es creer que Dios se tomó el día libre, o peor aún, pretender que nuestro problema es mayor que su poder y provisión.

Pero nuestro Señor Jesús nos ama tanto, nos entiende a la perfección, conoce nuestras debilidades, nuestros temores y nuestros fracasos, que minuciosamente tomó en cuenta cada detalle para que cuando llegue el día de la prueba no nos ahoguemos en ella , sino que salgamos victoriosas , refinadas, preparadas y fortalecidas.


“Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.”


 

-Jesús (Juan 15:5 NVI)

 


No permitas que la simpleza de esta verdad te robe la libertad que encierra: Jesús es el tronco, nosotras somos las ramas. En la medida que nos mantenemos conectadas al tronco, recibiendo sus nutrientes: Amor, perdón, gracia, aceptación, aprobación,  y todo lo que Jesús nos ofrece, los frutos llegarán— no en nuestras fuerzas, sino en la calidad y fortaleza del tronco—.

¡Guao!  ¡Qué lindo en nuestro Jesús!


La práctica de permanecer tranquilo en mi presencia es lo que capacita al hombre para experimentar mi amor eterno.


 

-Jesús te Llama (Sarah Young)

 


Amiga, si somos sinceras con nosotras mismas, debemos de admitir que la mayor parte del tiempo tratamos de combatir nuestras preocupaciones pujando frutos en nuestras propias fuerzas, cuando el amor, la paz, la alegría, la paciencia, la amabilidad, la humildad y el dominio propio son frutos del Espíritu Santo que se posan en las ramas de nuestro corazón, cuando dependemos y reposamos en nuestro amado Salvador.


“Así como el padre me ha amado a mí, yo también los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.”

 


-Jesús (Juan 15:9 NVI)

 


Cuando reposamos en la gracia—favor inmerecido— de Jesús podemos decir como dijo el salmista: “Que mi alma descanse nuevamente, porque el Señor ha sido bueno conmigo.”

El verdadero descanso del alma angustiada se encuentra en soltar TODO en las manos de Jesús y recibir a cambio TODO lo que Él nos ofrece.

¡Este es el arte de soltar y recibir!


Feliz Semana

Sandy