sábado, agosto 13, 2016

EL ARTE DE SOLTAR Y RECIBIR







El verdadero descanso del alma se encuentra en soltar todo en las manos de Jesús, para recibir a cambio todo lo que Él nos ofrece.








¿Alguna vez has visto a un árbol frutal bajo estrés esperando el día de la cosecha?


Imagínate a una mata de limón caminando de un lado a otro con un té de manzanilla en la mano, porque no sabe cuántos limones va a tener o ansiosa de saber si va a llover lo suficiente para sobrevivir. 

Menos mal que nunca he visto a ningún árbol en ese estado —los de por mi casa se quedan donde fueron plantados. Eso sí,  mientras esperan el tiempo de la cosecha, sus follajes bailan al ritmo del viento, disfrutan bañarse bajo la lluvia y se dejan abrazar por los rayos del sol.

Preocuparse es como mecerse en una mecedora con la esperanza de llegar a algún lugar; masticar chicle hasta llenarnos de aire;  pretender que Dios se tomó el día libre, o insinuar  que nuestros problemas superan el poder y la soberanía de Dios.



La preocupación y el razonamiento ocupan espacio en mi mente diseñado para mi reposo, mi deleite y mi confianza en Dios.




Entonces, ¿por qué nos preocupamos tanto? Por muchas razones, pero creo que estas tres ocupan el hit parade:

1)     Bajamos a Jesús al nivel de nuestras experiencias humanas —lo limitamos a la perspectiva de nuestras emociones, pasando por alto su majestad, grandeza y autoridad sobre todas las cosas.

2)     Creemos en milagros y en el poder de Dios para ayudar a los demás, pero dudamos cuando se trata de nosotras.

3)     Creemos que Dios puede ayudarnos, pero no quiere, porque está enojado con nosotras.

Y esta es la respuesta de Dios frente a la mentira de estos tres razonamientos:


"Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios  tiene preparado para quienes lo aman.”

-1Corintios 3:9 (NTV)



¡Dios promete darte bendiciones sobrenaturales! Bendiciones que sobrepasan nuestras expectativas e imaginación.

Nuestra victoria no depende de nuestro estado de ánimo, de nuestros sentimientos, ni de nuestras circunstancias. Nuestra victoria depende de Jesús ¡Él pelea nuestras batallas!

 En la medida que nuestro enfoque esté en Él —nuestra mirada en la dulzura de sus ojos, nuestros oídos en su voz de afirmación, nuestros pies anclados en la verdad de sus promesas, y nuestro corazón reposado en su gracia y  amor incondicional por nosotras, no habrá nada ni nadie que nos impida caminar sobre las aguas.

Recuerda, algunas veces Dios pondrá un Goliat en tu  camino para que encuentres el David que llevas dentro. ¡Cree! ¡Recibe! ¡Descansa! Los milagros siempre tienen su inicio en una dificultad que sobrepasa nuestras fuerzas, entendimiento y recursos.

El verdadero descanso del alma se encuentra en soltar todo en las manos de Jesús, para recibir a cambio todo lo que Él nos ofrece.


Feliz Semana,

Sandy