El verdadero
descanso del alma se encuentra en soltar todo en las manos de Jesús, para recibir
a cambio todo lo que Él nos ofrece.
¿Alguna vez has
visto a un árbol frutal bajo estrés esperando el día de la cosecha?
Imagínate a una
mata de limón caminando de un lado a otro con un té de manzanilla en la mano, porque
no sabe cuántos limones va a tener o ansiosa de saber si va a llover lo
suficiente para sobrevivir.
Menos mal que
nunca he visto a ningún árbol en ese estado —los de por mi casa se quedan donde
fueron plantados. Eso sí, mientras
esperan el tiempo de la cosecha, sus follajes bailan al ritmo del viento, disfrutan
bañarse bajo la lluvia y se dejan abrazar por los rayos del sol.
Preocuparse es
como mecerse en una mecedora con la esperanza de llegar a algún lugar; masticar
chicle hasta llenarnos de aire; pretender
que Dios se tomó el día libre, o insinuar que nuestros problemas superan el poder y la
soberanía de Dios.
La preocupación y
el razonamiento ocupan espacio en mi mente diseñado para mi reposo, mi deleite
y mi confianza en Dios.
Entonces, ¿por qué
nos preocupamos tanto? Por muchas razones, pero creo que estas tres ocupan el
hit parade:
1)
Bajamos
a Jesús al nivel de nuestras experiencias humanas —lo limitamos a la perspectiva
de nuestras emociones, pasando por alto su majestad, grandeza y autoridad sobre
todas las cosas.
2)
Creemos
en milagros y en el poder de Dios para ayudar a los demás, pero dudamos cuando
se trata de nosotras.
3)
Creemos
que Dios puede ayudarnos, pero no quiere, porque está enojado con nosotras.
Y esta es la
respuesta de Dios frente a la mentira de estos tres razonamientos:
"Ningún ojo ha visto,
ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman.”
-1Corintios 3:9
(NTV)
¡Dios promete darte
bendiciones sobrenaturales! Bendiciones que sobrepasan nuestras expectativas e
imaginación.
Nuestra victoria
no depende de nuestro estado de ánimo, de nuestros sentimientos, ni de nuestras
circunstancias. Nuestra victoria depende de Jesús ¡Él
pelea nuestras batallas!
En la medida que nuestro enfoque esté en Él —nuestra
mirada en la dulzura de sus ojos, nuestros oídos en su voz de afirmación,
nuestros pies anclados en la verdad de sus promesas, y nuestro corazón reposado
en su gracia y amor incondicional por
nosotras, no habrá nada ni nadie que nos impida caminar sobre las aguas.
Recuerda, algunas
veces Dios pondrá un Goliat en tu
camino para que encuentres el David que llevas dentro. ¡Cree! ¡Recibe! ¡Descansa!
Los milagros siempre tienen su inicio en una dificultad que sobrepasa nuestras
fuerzas, entendimiento y recursos.
El verdadero
descanso del alma se encuentra en soltar todo en las manos de Jesús, para
recibir a cambio todo lo que Él nos ofrece.
Feliz Semana,
Sandy