viernes, julio 29, 2022

CAFÉ PARA DOS

 

Detrás de la belleza de una mujer que ha sabido llevar con dignidad sus cicatrices, existen eventos que quisieron aplastarla, pero, sobre todo, una historia de gracia que transformó en belleza sus cenizas.

 

Desde antes de nacer me amaste, desde el vientre de mi madre me aprobaste. Me hiciste a la medida perfecta de la vida que diseñaste para mí. Y aunque no siempre estuve consciente de ello, puedo mirar el recorrido y suspirar. La realización de tu presencia en mi vida me roba una sonrisa.

Siempre has estado conmigo.

Desde antes de nacer me conociste, desde el vientre de mi madre tatuaste tu propósito en mí. Me creí dueña de mi vida tomando decisiones sin darte participación, no porque no eras importante, sino porque te creí distante y malhumorado, sin embargo, el bien y la misericordia que me prometiste siempre me han acompañado, especialmente cuando escondo mi rostro de ti.

Siempre has estado conmigo.

Desde antes de nacer sabías de mis culpas y fracasos. Desde el vientre de mi madre tu gracia bordó en el lienzo de tu corazón mi rescate. Me diste belleza en lugar de cenizas, traje de fiesta en lugar de espíritu de desaliento; abriste un camino en el desierto para mí y me cubriste con la bandera de tu amor.

Siempre has estado conmigo.

Me parece fascinante el árbol familiar que diseñaste para ti mismo, entre ellos, vasijas rotas con historias de fracaso, dolor y vergüenza. Siendo Dios, elegiste lo débil y despreciado a los ojos humanos para identificarte con los capítulos de mi vida que prefiero leer en voz baja.

Jesús conmigo cuando me siento ansiosa.

Jesús conmigo cuando estoy alegre.

Jesús conmigo cuando quiero enganchar la toalla.

Jesús conmigo cuando mis lágrimas se expresan sin timidez.

Jesús conmigo cuando todo marcha sobre ruedas.

¡Sanando! ¡Restaurando! ¡Restituyendo!

Amiga, no importa la situación que estás enfrentando, puedes descansar en la verdad de que Jesús está contigo.

Puedes platicarle sobre tus bendiciones, tus alegrías y los pedazos rotos de tu historia. En su presencia tus carencias son suplidas con su sobreabundancia.

Atrévete a creer y a crecer a través de esta verdad transformadora.

“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa”. – Isaías 41:10 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy